Miro las nubes
oscuras del vendaval
y siento miedo.
Ya la tormenta
amenaza, como él.
Los dos son crueles.
Viene la lluvia;
se esconde el astro
tras la montaña.
Cruje el trueno
con rabia y agrede
la tierra triste
que no espera
su brusca iracundia.
No la comprende.
¿Acaso ella
le negó sus relieves
por un capricho?
Los vientos soplan
y el Olimpo lanza
rayos, centellas
hacia el globo.
Sus heridas son grandes,
hondas, profundas.
Viene la lluvia,
el vendaval ataca;
grita el trueno.
Cae un rayo
y parte mi corazón.
¡En un instante!
Caracas, 21 de octubre de 2014
IMAGEN: WEB.