Se ilumina
el camino del trueno,
cae la lluvia.
El viento sopla,
se baña la floresta
que también baila.
Ritmos de brisas
enfurecidas corren,
golpeándola.
Una explosión
bajo el turbio cielo
conmueve todo.
Y un apagón
sumerge al pueblo en
vil negrura.
Sólo las velas,
compadecidas, llegan
con su luz tenue
a consolarnos,
mientras la lluvia cae
como cascadas.
Lejos escucho
a las guacamayas que
buscan su nido.
Ya se alejan
las nubes plomizas en
gran caravana.
Van al oeste
siguiendo a los truenos
que, satisfechos,
buscan asustar
al pueblo inocente
tan castigado
por aguaceros
miraflorinos como
verdugos ciegos:
Hambre, escasez,
prisiones, muertes, llantos
de inocentes.
Caracas, 16 de julio de 2014
IMAGENES: WEB
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