lunes, 25 de agosto de 2014

ENTRE FANTASMAS, ESTANFLACION Y BIOMETRIA INFORMATICA


REDOMA DEL BUEN PASTOR, SANTA FE NORTE. CARACAS (Foto: MPG).
       
Ayer, cuando fui a uno de los supermercados cercanos a mi casa en Santa Fe Norte, tuve la extraña sensación de ser un fantasma. Me detuve un momento y me sorprendí aún más, al ver que quienes intentaban hacer compras al igual que yo, también lo parecían. Todos permanecían quietos, silenciosos, a diferencia de días atrás, en los que la gente corría como loca en busca del producto que llegaba, formando larguísimas colas. En ese momento éramos pocos y caminábamos con gran sigilo por los pasillos. Había llegado el aceite vegetal y el encargado de repartir cuatro litros por persona, no dejaba de pregonar, ante la queja de uno de los fantasmas: "Ahora todo, todo es caro: no hay nada barato". Mientras escuchábamos la cantaleta del empleado, aumentábamos nuestra nuestra cautela, más bien nuestro miedo, pues en lugar de caminar, levitábamos. Nos movíamos llevados por el terror de los nuevos precios de productos desaparecidos hasta hacía poco y que ahora regresaban a algunos estantes con precios  casi estanflacionarios, duplicando o triplicando su valor anterior. Otros estantes aparecían rellenos con productos repetidos para dar la impresión de falsa abundancia. 
 Las voces, los lamentos eran apenas audibles, parecían susurros. Los "¡Ohhh...!" y "Ahhh...! formaban un coro espectral:
     -¡Estos precios son prohibitivos... Dios mío! ¿Cómo y qué vamos a hacer con la inflación y tanta escasez? Recuerdo que yo hacía mercado con seiscientos bolívares, luego con mil, de los de antes. Ahora no puedo, pues todo sobrepasa el millón y yo sólo tengo mi pensión.- Dice casi llorosa y angustiada una señora, quien al igual que yo, cuenta sólo con los ahorros que invirtió en el Seguro Social durante su vida laboral.
    -Yo no se adónde quiere llegar el Desgobierno con tanta torpeza administrativa, con tamaña incompetencia -dije mientras me calaba los lentes- Ahora se quiere implementar el absurdo Sistema Biométrico...
    -¿Y cómo es ese sistema?- interrumpe otro de los fantasmas que levitaban por el pasillo, muy asustado.
    -Pues he leído que se trata de una medida para evitar el contrabando de productos...
   -¿Cómo el contrabando? ¿El contrabando de qué, si no tenemos  ni los alimentos y enseres básicos para llevar a nuestras casas, y menos aún con los nuevos precios. Eso es un insulto al pueblo- estalló furiosa una señora que buscaba, sin éxito, Harina Pan para las arepas de sus nietos.
  -Eso mismo digo yo- continúo diciendo-. Me pregunto dónde están los Guardias Nacionales para impedir el tan cacareado contrabando. Ellos siempre se encontraban en las fronteras, cuidándolas, protegiéndolas; pero ahora todos los verdes están en las calles amenazando a los estudiantes ante cualquier intento de "guarimba" -como si no tuviéramos derecho a protestar- o marcando a las personas en las colas de los supermercados, abastos y bodegas como si fueran reses...
    -No, mi doña,- interrumpe un señor, quien atraído por nuestros susurros  alega subiendo el tono y acercándose al grupo fantasmal - Eso del sistema biométrico, o como se llame, no es más, por parte del Desgobierno, que una manera más de imponer el control de lo incontrolable. Quién sabe qué trampa tenderán al pueblo al disfrazar el caos alimentario en el que nos tienen sumidos. Y, además, otra oportunidad de los corruptos enchufados de cocinar guisos enchufados y hacer quesos para llenarse más de lo que ahora están, no contentos de haberse llenado con el negocio de las divisas. En cuanto a los verdes, ellos también son cómplices. ¿Vigilar la frontera? Ni se acuerdan  de su sagrado deber a la hora de saborear los suculentos platos de cocido, o su buena tajada de queso.
    -Yo quisiera saber- comenta el chico de corte de erizo que acompañaba al señor mayor, dejando el carrito a un lado- Sí, yo quisiera saber qué pasaría, si una vez implementado el tal sistema de control informático ocurre un apagón largo de tres horas, o se va la línea como siempre pasa. ¿Acudirían entonces al sistema de control manual de marcar como reses, a quienes se dejen humillar?
CARICATURA DE EDO. (WEB)
    -¡Dios mío, cuándo terminará esta desgracia! Ahora  este desgobierno se dedicará a medir, cuantificar lo poco que uno compra a precios astronómicos. Como si llevar para la casa cuatro rollos de papel tualé fuera contrabando. 
   -¡Ay, señores- intercedí entristecida,- Dios está arriba! Pienso que el desgobierno  está cavando su propia fosa, paletada a paletada. Cada medida errónea del madurazgo contribuye a construir su tumba política.
  -Sí, pero eso puede durar muchos años, medio siglo, como ha sucedido con los Castro en Cuba... Y aquí ya van dieciséis - susurró alguien más.
 -¿Qué quieres que te diga, criatura?- pregunté- Sería terrible perder la esperanza de que este desgobieno nefasto se desmoronará algún día por la casi nula viabilidad política de los regímenes comunistas en estos tiempos. Jamás el Mal triunfa sobre el Bien. Y, como dicen, Dios aprieta, pero no ahorca. Lo que no podemos, ni debemos es quebrarnos. Sería destruirnos nosotros mismos. Se que es difícil soportar esta guerra física y psicológica que el desgobierno implementa para amedrentarnos, para destruirnos. En ese sistema de control biométrico, se disfraza el control comunista. Todo eso viene de los laboratorios cubanos que manejan a los títeres del Desgobierno. Debemos dejar de ser fantasmas y  luchar por ser personas, y actuar como tales.
   
   Entonces, el grupo  de fantasmas se dispersó, pensativo, por los pasillos  del "supermercado". Levitaban, como yo, entre las estanterías  casi vacías. Sin embargo, en medio de mi profundo pesar, algo me hizo aterrizar y logré pisar firme, como un ser humano, aferrándome a mis sueños. "¿Remotos?" -pensé-. "Eso depende de ustedes mismos", me dijo una voz, clara y fuerte. Volteé, para ver quién había hablado. Pero no había nadie. 
   En ese momento reaccioné ante lo que consideré una decisión inconstitucional y me dije que lucharía con todas mis fuerzas en contra del Sistema Biométrico para controlar la compra de alimentos. Esa medida va en contra de mi dignidad. Nadie ejercería su poder sobre mí para cuantificar mis paupérrimas compras mediante una vulgar capta huellas. Nadie me obligará a poner un dedo en ellas para humillarme, y dizque para controlar un contrabando que sólo existe en este régimen corrupto. Nadie. Protestaré, y así como yo,  lo harán miles de venezolanos. Ningún subalterno de los cubanos me obligará a hacer lo que no deseo y va contra mis principios. ¡NINGUNO!

Caracas, agosto de 2014 
IMAGENES: WEB
OTRO AÑO MAS EN SANTA FE NORTE, EN EL QUE TAMBIEN REVERDECE NUESTRA ESPERANZA POR UN FUTURO MEJOR (FOTO: MPG)