lunes, 21 de septiembre de 2015

EL VENDEDOR AMBULANTE DE REVISTAS DE SABANA GRANDE

                                                                                                     
                                                         IMAGEN: WEB

       Por variadas razones continúo yendo  a Sabana Grande, a pesar de que dista muchísimo de ser el lugar alegre y bonito de años atrás, cuando ni la escasez ni la inflación paseaban por el Boulevard. Ellas mismas se hubieran asustado al ver la variedad de artículos en las tiendas y lo barato de los precios, si lo hubieran visitado años atrás. También el asombro las hubiese parado en seco al ver la iluminación de las calles producidas por los mismos nombres de las tiendas. Por aquel entonces, dos décadas atrás, los habitantes caminaban sonrientes y despreocupados por todas las calles caraqueñas. Esa actitud también iluminaba el sector. No eran necesarios los paraguas de colores en el centro de sus calles, como ahora, para disimular el terrible malestar de quienes lo visitamos.Bastaba con las luces de los carros de noche y los letreros iluminados de las tiendas.

 Hoy casi  nadie ve los paraguas  cuando se iluminan, pues lo hacen a las seis de la tarde, hora en la que cada transeúnte corre al Metro o a la camionetica a resguardarse en sus hogares por miedo al hampa, que pone en peligro, no sólo sus enseres, sino su propia vida. 
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     Y no es que los ladrones no existieran en esa época, pues siempre los ha habido, pero la población estaba tan contenta y conseguía de todo, que hasta el hampa no sentía la necesidad de proveerse como hoy, cuando todo falta, hasta "el pan de cada día" de la oración bíblica. Y como este santo alimento ya no visita los estómagos de muchos de nosotros, existen muchas maneras de buscarlo a él o a la arepa hoy también casi desaparecida. En la actualidad están prohibidos los buhoneros en Sabana Grande, sin embargo, no escapan los puestos de ventas de granjería, como en el pasado, ni de tajadas de mango y piña, como hoy. Los puestos de alquiler de teléfonos celulares para hacer llamadas es algo nuevo que va con los tiempos. Lo mismo las chicas que ofrecen muestras de dibujos en las uñas, muchas de ellas  para uñas acrílicas y larguísimas como para embellecer a las brujas de los cuentos. Gracias a Dios no han desaparecido los conocidos kioskos en los que sus dueños ofrecen, además de revistas y periódicos, también conservitas de coco, leche y plátano, además de otras chucherías, pero a precios tan elevados jamás antes conocidos, incluso en las chucherías.


     Mientras caminaba por la antigua Calle Real de Sabana Grande, observaba las obras de arte, los paraguas, y el parque de diversiones para niños - alivio del espantoso malestar  instalado por el Socialismo del Siglo XXI, a través de Pdvsa La Estancia. Y esto, para simular una falsa alegría, al igual que una vez hicieron los nazis,- De pronto me abordó en la acera un señor de barba larga y cana, al igual que su pelo. Sus facciones finas me sugirieron historias y aventuras interesantes, incluso amorosas. Y la vestimenta que portaba me sugería los momentos difíciles que vivía su dueño, quien también llevaba un morral viejo, lleno de revistas usadas. Se trataba de otro más de los vendedores ambulantes que transitan el bulevar en estos días tan precarios.

     -Ilústrese, amiga mía, con los artículos de interesantes revistas- me dijo al acercarse mostrándome una de ellas.
     Observé de lejos la que me enseñaba y también varias que llevaba en la otra mano. Quise ver las revistas usadas desplegadas, pero me insistió en que comprara la que me estaba mostrando.

     -Llévese por cien bolívares ésta que le va a ser muy útil y la informará de los aconteceres del mundo.- Y casi me la puso ante los ojos.

     -¿ Y estas otras, puedo verlas?- Pregunté por no dejar de hacerlo, como dicen.
     - No, señora, ésta que le ofrezco es la mejor de las que tengo. Llévesela, que no se arrepentirá.- insistió el viejo vendedor callejero.
     Entonces tomé la publicación que me ofrecía y se la pagué. Cuando levanté la mirada ya el vendedor se había perdido entre la gente. Apenas sí reparé en la revista y, apurada, porque se me hacía tarde, la guardé en una de las bolsas de compras que llevaba. Al llegar a casa comencé a hojearla, y descubrí que el comerciante tenía razón. Se trataba de "redes para la ciencia". La revista de divulgación de Eduardo Punset. NUMERO ESPECIAL CREATIVIDAD. Busqué el año y tras mucho hurgar en la publicación encontré que era de 2012. En temas científicos tenía muchos años de atraso. ¡Si ya lo traen en el momento de ver la luz! Sin embargo, el número que había comprado tenía temas interesantes que no cambian de un día para el otro, a mi modo de ver, como es el tema de la Creatividad. Además, éste, como cualquier otro tópico, siempre se puede seguir por Internet.

   Abrí la página 34 y vi el "Dossier ESPECIAL CREATIVIDAD. SER CREATIVO ES UN PROCESO, PERO NO UN DON. CUALQUIERA PUEDE POTENCIARLO Y NUNCA ES TARDE..." Y así continuaba "REDES" con muchos artículos de interés para mí, justo en ese momento en el que me interesaba todo tema que tuviese que ver con la creatividad, con escribir y dibujar.

     Mi pregunta es ¿Por qué el vendedor ambulante de revistas de Sabana Grande se dirigió a mí con tanto empeño de que comprara sólo esa revista y no otra de las que llevaba, justo en unos días en los que me encontraba pensando en mejorar un trabajo que requería de mucha creatividad? ¿Por qué?


Caracas, 15 de agosto de 2015.





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