Entra, brisa, ven
y alivia mis sienes
adoloridas.
Mis ojos lloran
el hambre de mi gente
menospreciada.
Verdugos rojos
del régimen nefasto
toman el hacha
de la escasez
en sus malignas garras
y la asestan
contra el pueblo
famélico, enfermo
con fiera crueldad.
A ti, Dios, clamo
en tu Misericordia,
para que cese
el sufrimiento
de los venezolanos
tan humillados.
Los niños mueren,
el cáncer los azota
con fustas rojas.
Detén la mano
criminal y abyecta.
Dobla su pulso.
Haz que el hambre
muera y no la gente
en su padecer.
Que Venezuela
florezca y prospere
bajo tu manto.
Que todo niño
tenga su alimento
y el anciano
coma y beba
ante la mesa puesta
de su familia.
Que el enfermo
sane ya sus dolencias
con los remedios
recetados
por los galenos nuestros
y los consigan
en los lugares,
ahora tan carentes
de medicinas.
Atiende, Jesús
de la Misericordia,
mi pobre ruego.
Agradecida
espero tu ayuda
a Venezuela.
Caracas, 25 de mayo de 2016
IMAGEN: WEB
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